miércoles, 29 de febrero de 2012

"Sólo quien puede quererse a sí mismo" - Reverendo Padre José Mario Pantaleo


"Sólo quien puede quererse a sí mismo estará en condiciones de querer a los demás".

Reverendo Padre José Mario Pantaleo

Evangelio del día 29 de febrero de 2012


Evangelio según San Lucas 11,29-32. Miércoles de la Primera semana de Cuaresma


Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: "Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás.
Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.


Comentario:

El signo de Jonás - San Pedro Crisólogo



Toda la historia de Jonás es como una prefiguración perfecta del Salvador... Jonás descendió a Joppe para subirse a un barco con destino a Tarsis; el Señor descendió del cielo a la tierra, la divinidad hacia la humanidad, el sumo poder descendió hasta nuestra miseria, para embarcarse en el buque de su Iglesia...
Jonás mismo es quien toma la iniciativa de tirarse al mar: "Tómame, dice, échame al mar"; anuncia así la Pasión voluntaria del Señor. Cuando la salvación de una multitud depende de la muerte de uno sólo, esta muerte está en las manos de este hombre que puede libremente retrasarla, o al contrario adelantarla para evitar el peligro. Todo el misterio del Señor está prefigurado aquí. Para él la muerte no es una necesidad; depende de su libre elección. Escúchalo: "Tengo el poder de entregar mi vida, y tengo el poder de retenerla: no me la quitan" (Jn 10,18)...
Ved el enorme pez, imagen horrible y cruel del infierno. Devorando al profeta, siente la fuerza del Creador y le ofrece con temor la estancia en sus entrañas a este viajero venido de lo alto... Y después de tres días lo devuelve a la luz, para darlo a los paganos... Este es el signo, el único signo, que Cristo consintió a dar a los escribas y en Fariseos (Mt 12,39), con el fin de darles a entender que la gloria que ellos mismos esperaban de Cristo iba a volverse también hacia los paganos: Los Ninivitas son el símbolo de las naciones que creyeron en él... ¡Qué felicidad para nosotros, hermanos! Lo que ha sido anunciado y prometido simbólicamente, es en realidad y con toda verdad, lo que veneramos, lo que vemos y poseemos.


San Pedro Crisólogo (v. 406-450), obispo de Rávena, doctor de la iglesia. Sermón 37 ; PL 52, 304-306

San Juan Casiano - 29 Febrero


En Marsella, ciudad de la Provenza, en la Galia, san Juan Casiano, presbítero, que fundó un monasterio para varones y otro para mujeres, y, como fruto de su larga experiencia en la vida monástica, escribió para los monjes dos obras: Instituciones Cenobíticas y Conferencias de los Padres (c. 435).

Nacido en el año 360 en la ciudad de Dobrudja, en la desembocadura del Danubio, según Genadio, De Viris illustribus, PL, 58, LXI, 1094, quien lo define de nacionalidad escita. De familia poderosa, terminó siendo aún muy joven sus estudios clásicos. Junto con su amigo Germán, al cual se sentía muy unido, se embarcó en un viaje hacia Oriente, interesándose sobre todo en el testimonio cristiano que daban los monjes que poblaban esos lugares.

No es imposible que haya luchado contra los godos en la batalla de Andrinópolis. Alrededor del año 380, partió con un amigo suyo llamado Germán, a visitar los Santos Lugares. Ambos se hicieron monjes en Belén. Pero en aquella época, el centro de la vida contemplativa era Egipto. Así pues, los dos amigos se trasladaron allá y visitaron uno a uno en la soledad a los famosos santos varones "que estaban llamados a desempeñar una alta misión en el mundo: no sólo la de orar por él, sino la de edificar e instruir a las generaciones futuras" (Ullathorne). Durante algún tiempo, Casiano y Germán llevaron vida eremítica bajo la dirección de Arquebio. Después, Casiano se trasladó al desierto de Esquela para hablar con los anacoretas que habitaban en cuevas excavadas en la ardiente roca y para vivir en los "cenobios" o monasterios de los monjes. No sabemos por qué razón, Casiano emigró a Constantinopla hacia el año 400. Ahí fue discípulo de San Juan Crisóstomo, quien le confirió el diaconado. Cuando se depuso al gran santo, contra todas las leyes canónicas y contra toda justicia, Casiano fue uno de los legados enviados a Roma para defender la causa del arzobispo ante el Papa San Inocencio I. Tal vez en Roma recibió la ordenación sacerdotal, pero no volvemos a saber nada de él hasta que le encontramos en Marsella, varios años después.

Ahí fundó Casiano dos monasterios: uno para monjes, en el sitio en que había sido sepultado el mártir San Víctor, y otro para religiosas. Casiano y sus monasterios habían de irradiar en el sur de la Galia el espíritu y el ideal ascético de Egipto. Para guía e instrucción de sus discípulos, Casiano compuso sus "Conferencias" o "Colaciones" y las "Reglas de la vida monástica." Ambas obras estaban destinadas a ejercer una influencia inmensamente mayor de lo que su autor pudo sospechar. En efecto, San Benito las recomendó, junto con las "Vitae Patrum" y la Regla de San Basilio, como la mejor lectura que sus monjes podían hacer después de la Biblia. También es sensible la influencia de Casiano en la Regla de San Benito y en su espiritualidad, de suerte que puede decirse que Casiano influenció a la cristiandad entera a través de San Benito. En los cuatro primeros libros de las "Reglas de la vida monástica" describe la forma de vida que deben llevar los monjes; el resto de la obra está consagrado a las virtudes que deben tratar de adquirir y a los pecados mortales en los que más peligro tienen dé caer. Casiano dice en el prefacio de dicha obra: "No voy a describir milagros y prodigios ni a contar anécdotas. Porque, aunque mis mayores me contaron muchas cosas increíbles y aunque me ha sido dado presenciar algunas con mis propios ojos, el repetirlas produce simplemente asombro en el lector, pero no contribuye a instruirle en el camino de la perfección." Tal sobriedad es característica de Casiano.

En el 399 se dirigieron a Constantinopla, debiendo huir de Egipto a causa de su "origenismo." Casiano fue admirador y partidario de Orígenes, particularmente en lo que se refiere a su exégesis escriturística. Mantuvo, sin embargo, una posición equilibrada y evitó seguirlo en ciertos aspectos más dudosos y menos ortodoxos. En Constantinopla, Casiano fue ordenado diácono por Juan Crisóstomo, por el cual conservó siempre una profunda devoción. Luego que Juan Crisóstomo fuera expulsado, también los dos amigos se tuvieron que ir, y se dirigieron a Roma, al papa Inocencio I, para solicitar su ayuda en favor del obispo perseguido. Desde ese momento se pierde el rastro de Germán, a quien suponemos muerto en Roma.

Con toda probabilidad, Casiano fue ordenado presbítero en Roma. De allí se dirigió a Marsella, en el año 415, donde fundó el monasterio de san Víctor y un monasterio femenino, Murió alrededor del año 435.

Por medio de sus dos grandes obras, Instituciones cenobíticas y Colaciones espirituales, Casiano transmitió a Occidente un conocimiento bastante exacto a propósito de la institución monástica en Oriente y Occidente.

Es curioso que el Martirologio Romano no mencione a Casiano. Sin duda que Baronio no quiso incluirle en él, porque en su época se le consideraba como el iniciador y el principal exponente de las enseñanzas que ahora se conocen con el nombre de semipelagianismo. Casiano expuso su teoría en su tratado "Acerca de la Reprobación y de la Gracia", en el curso de una controversia acerca de San Agustín; basándose en dicho tratado, se puede tachar a Casiano de "anti-agustinista", pero no de semipelagiano. El santo pasó todo el resto de su vida en Marsella, donde murió hacia el año 433. Los bizantinos celebran su fiesta el 29 de febrero.

De las Instituciones y de las Colaciones de Casiano, existen varias traducciones en distintos idiomas. En cuanto a las Instituciones, se puede ver la edición italiana a cargo de P. M. Ernetti, Padva, 1957; la traducción francesa con el texto latino se encuentra en la colección Sources Chrétiennes 109. Las Conferencias, en la edición italiana a cargo de O. Lari, De. Paulinas, 1965; la traducción francesa con texto latino está en Sources Chrétiennes 42-54-64.

martes, 28 de febrero de 2012

SS Benedicto XVI en el Encuentro Mundial de Familia


Ciudad del Vaticano , 28 Feb. 12 (AICA)Esta mañana se hizo público el programa de la visita del Santo Padre a Milán, Italia, con motivo del VII Encuentro Mundial de las Familias, que tendrá como lema “La familia: el trabajo y la fiesta”. Benedicto XVI estará presente los tres últimos días de esta reunión internacional, que comenzará el martes 29 de mayo y concluirá el domingo 3 de junio.

El viernes, día 1, el Papa llegará a las 17 al aeropuerto de Milán donde será recibido por las autoridades. A las 17.30 se encontrará con los milaneses, a quienes dirigirá unas palabras en la Plaza del Duomo. A las 19.15 se trasladará al teatro alla Scala, donde habrá un concierto en su honor.

El sábado, día 2, a las 10, el Santo Padre celebrará las Laudes en la catedral de Milán, junto a sacerdotes, religiosos y religiosas, a los que predicará una Meditación. Al término, se desplazará en auto al estadio de San Siro, para un encuentro con los jóvenes que van a recibir la confirmación este año. Por la tarde, Benedicto XVI se reunirá con las autoridades civiles y pronunciará un discurso. A las 20.30, el Papa participará en el Encuentro Mundial de las Familias durante la Fiesta de los Testimonios, que se desarrollará en el Parco Nord de la ciudad.

El domingo, día 3, Benedicto XVI presidirá la Concelebración Eucarística que comenzará a las 10 en el Parco Nord. Tras el rezo del Ángelus, a mediodía, regresará al arzobispado, donde por la tarde saludará a los miembros de la fundación Milano Famiglie 2012 y a los organizadores de la visita. A las 17.30, tras despedirse de las autoridades civiles en el aeropuerto de Milán, el Santo Padre emprenderá el viaje de regreso a Roma.

Los encuentros mundiales de las familias tienen su origen en 1981, cuando el beato Juan Pablo II promulgó la exhortación apostólica "Familiaris Consortio" y constituyó el Pontificio Consejo para la Familia. El primero se celebró en Roma en 1994, y desde entonces han tenido lugar cada tres años, con el objetivo de celebrar el don divino de la familia y reunir a las familias para rezar y profundizar en la comprensión del papel de la familia cristiana como Iglesia doméstica y unidad básica de la evangelización.

Incripciones
La inscripción al VII Encuentro Mundial de las Familias se realiza a través de Internet. Puede hacerse en el sitio www.family2012.com, también en español, donde se pueden elegir los diferentes “paquetes de hospitalidad” y en el que se puede formalizar de inmediato la inscripción con el pago on-line. Para participar en el Encuentro se podrá elegir entre una estancia “larga” (paquetes A) con participación en toda la iniciativa, que incluye el Congreso Internacional Teológico-Pastoral, los eventos colaterales y los encuentros con el Papa (30 de mayo - 3 de junio) y una estancia "breve" (paquetes B) sólo para los encuentros con el Papa del 1 al 3 de junio.

Participación de los argentinos
El Secretariado nacional para la Familia (dependiente de la Conferencia Episcopla Argentina) se ocupará de coordinar los diversos grupos de familias argentinas que viajarán a Milán y advierte que la inscripción se cierra el 31 de marzo próximo, según comunicó el comité organizador de Italia.

Para mayor información se puede escribir a: encuentrofamilias2012@aica.org y también a secretariado@familiasecnacional.org.ar +

"El divino sello de la caridad" - Venerable Fray Mamerto Esquiú


"Para que pueda decirse pues que una obra es obra no de los hombres, sino obra propia de N. Dios Salvador ha de llevar el divino sello de la caridad, del amor de Dios sobre todas las cosas, y del prójimo por amor de Dios".

Venerable Fray Mamerto Esquiú

Evangelio del día 28 de febrero de 2012


Evangelio según San Mateo 6,7-15. Martes de la Primera semana de Cuaresma


Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.


Comentario:


«Rezad así: Padre nuestro» - Santa Teresa del Niño Jesús



Fuera del Oficio divino, que tan indigna soy de recitar, no me siento con fuerzas para sujetarme a buscar en los libros hermosas oraciones; me produce dolor de cabeza, ¡hay tantas..., y cada cual más hermosa...! No podría rezarlas todas, y, al no saber cuál escoger, hago como los niños que no saben leer: le digo a Dios simplemente lo que quiero decirle, sin componer frases hermosas, y él siempre me entiende...
No quisiera, sin embargo, Madre querida, que pensara que rezo sin devoción las oraciones comunitarias en el coro o en las ermitas. Al contrario, soy muy amiga de las oraciones comunitarias, pues Jesús nos prometió estar en medio de los que se reúnen en su nombre; siento entonces que el fervor de mis hermanas suple al mío. Pero rezar yo sola el rosario (me da vergüenza decirlo) me cuesta más que ponerme un instrumento de penitencia... ¡Sé que lo rezo tan mal! Por más que me esfuerzo por meditar los misterios del rosario, no consigo fijar la atención...
Durante mucho tiempo viví desconsolada por esta falta de atención, que me extrañaba, pues amo tanto a la Santísima Virgen, que debería resultarme fácil rezar en su honor unas oraciones que tanto le agradan. Ahora me entristezco ya menos, pues pienso que, como la Reina de los cielos es mi Madre, ve mi buena voluntad y se conforma con ella.
A veces, cuando mi espíritu está tan seco que me es imposible sacar un solo pensamiento para unirme a Dios, rezo muy despacio un «Padrenuestro», y luego la salutación angélica. Entonces, esas oraciones me encantan y alimentan mi alma mucho más que si las rezase precipitadamente un centenar de veces...


Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897), carmelita descalza, doctora de la Iglesia. Manuscrito autobiográfico C, 25 r° - v°

San Hilario, Papa - 28 de febrero


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San Leandro de Sevilla, Obispo - 28 de Febrero


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San Román - 28 de febrero


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lunes, 27 de febrero de 2012

SS Benedicto XVI: “La tentación de quitar a Dios está siempre presente en la historia del hombre"


Queridos hermanos y hermanas:

En este primer domingo de Cuaresma, encontramos a Jesús que, después de haber recibido el bautismo en el río Jordán de Juan el Bautista (Cfr. Mc 1, 9), padece la tentación en el desierto (Cfr. Mc 1, 12-13). La narración de san Marcos es concisa, carente de los detalles que leemos en los otos dos Evangelios de Mateo y de Lucas. El desierto del que se habla tiene diversos significados. Puede indicar el estado de abandono y de soledad, el “lugar” de la debilidad del hombre donde no hay apoyos y seguridades, donde la tentación se hace más fuerte. Pero también puede indicar un lugar de refugio y de reparo, como lo fue para el pueblo de Israel liberado de la esclavitud egipcia, donde se puede experimentar de modo particular la presencia de Dios. Jesús “en el desierto permaneció cuarenta días, siendo tentado por Satanás” (Mc 1, 13). San León Magno comenta que “el Señor ha querido padecer el ataque del tentador para defendernos con su ayuda y para instruirnos con su ejemplo” (Tractatus XXXIX, 3 De ieiunio quadragesimae: CCL 138/A, Turnholti 1973, 214-215).

¿Qué puede enseñarnos este episodio? Como leemos en el Libro de la Imitación de Cristo, “el hombre jamás está totalmente exento de la tentación mientras vive… pero con la paciencia y con la verdadera humildad llegaremos a ser fuertes contra todo enemigo” (Liber I, c. XIII, Ciudad del Vaticano 1982, 37), la paciencia y la humildad de seguir cada día al Señor, aprendiendo a construir nuestra vida no fuera de Él o como si no existiera, sino en Él y con Él, porque es la fuente de la verdadera vida. La tentación de quitar a Dios, de poner orden por nosotros mismos y contando en el mundo sólo sobre nuestras propias capacidades, está siempre presente en la historia del hombre.

Jesús proclama que “el tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca” (Mc 1, 15), anuncia que en Él sucede algo nuevo: Dios se dirige al hombre de modo inesperado, con una cercanía única, concreta, llena de amor; Dios se encarna y entra en el mundo del hombre para tomar sobre sí el pecado, para vencer el mal y reconducir al hombre al mundo de Dios. Pero este anuncio está acompañado por la petición de corresponder a un don tan grande. En efecto, Jesús añade: “Convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 15); es la invitación a tener fe en Dios y a convertir cada día nuestra vida a su voluntad, orientando al bien todos nuestros pensamientos y acciones. El tiempo de la Cuaresma es el momento propicio para renovar y hacer más fuerte nuestra relación con Dios, a través de la oración cotidiana, los gestos de penitencia y las obras de caridad fraterna.

Supliquemos con fervor a María Santísima para que acompañe nuestro camino cuaresmal con su protección y nos ayude a imprimir en nuestro corazón y en nuestra vida las palabras de Jesucristo, para convertirnos a Él. Además, encomiendo a vuestra oración la semana de Ejercicios espirituales que esta tarde comenzaré con mis colaboradores de la Curia Romana.


ANGELUS DEL SANTO PADRE 26/02/2012

"Los soldados de Dios y Cristo no son destruidos, sino coronados" - San Cipriano


"Que todos y cada uno de los nuestros piensen más en la inmortalidad que en la muerte y se ofrezcan al Señor con fe plena y fortaleza de ánimo, con más alegría que temor por el martirio que se avecina, sabiendo que los soldados de Dios y Cristo no son destruidos, sino coronados".

San Cipriano

Evangelio del día 27 de febrero






Evangelio según San Mateo 25,31-46. Lunes de la primera semana de Cuaresma


Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'.
Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'. Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'.
Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'. Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'.
Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'. Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna".



Comentario:


Hay que reconocer a Cristo, que nos sale al encuentro - San Josemaría Escrivá de Balaguer


Se comprende muy bien la impaciencia, la angustia, los deseos inquietos de quienes, con un alma naturalmente cristiana, no se resignan ante la injusticia personal y social que puede crear el corazón humano. Tantos siglos de convivencia entre los hombres y, todavía, tanto odio, tanta destrucción, tanto fanatismo acumulado en ojos que no quieren ver y en corazones que no quieren amar.

Los bienes de la tierra, repartidos entre unos pocos; los bienes de la cultura, encerrados en cenáculos. Y, fuera, hambre de pan y de sabiduría, vidas humanas que son santas, porque vienen de Dios, tratadas como simples cosas, como números de una estadística. Comprendo y comparto esa impaciencia, que me impulsa a mirar a Cristo, que continúa invitándonos a que pongamos en práctica ese mandamiento nuevo del amor.

Todas las situaciones por las que atraviesa nuestra vida nos traen un mensaje divino, nos piden una respuesta de amor, de entrega a los demás. Cuando venga el Hijo del hombre con toda su majestad y acompañado de todos sus ángeles, sentarse ha entonces en el trono de su gloria, y hará comparecer delante de él a todas las naciones, y separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, poniendo las ovejas a su derecha y los cabritos a la izquierda.

Entonces el rey dirá a los que estarán a su derecha: venid, benditos de mi padre, a tomar posesión del reino, que os está preparado desde el principio del mundo. Porque yo tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era peregrino, y me hospedasteis; estando desnudo, me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; encarcelado, y vinisteis a verme. A lo cual los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos nosotros hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber?, ¿cuándo te hallamos de peregrino y te hospedamos, desnudo y te vestimos?, o ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a visitarte? Y el rey en respuesta les dirá: en verdad os digo, siempre que lo hicisteis con algunos de estos mis más pequeños hermanos, conmigo lo hicisteis.

Hay que reconocer a Cristo, que nos sale al encuentro, en nuestros hermanos los hombres. Ninguna vida humana es una vida aislada, sino que se entrelaza con otras vidas. Ninguna persona es un verso suelto, sino que formamos todos parte de un mismo poema divino, que Dios escribe con el concurso de nuestra libertad.



San Josemaría Escrivá de Balaguer, presbítero y fundador. Es Cristo que pasa. Cristo presente en los cristianos. Cap 11

San Gabriel de la Dolorosa - 27 de Febrero


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domingo, 26 de febrero de 2012

"Vi que los espiritus de los coros luminosos humillaron delante de la Divinidad" - Beata Ana Catalina Emmerick






"En seguida de la caida de los angeles, vi que los espiritus de los coros luminosos humillaron delante de la Divinidad y protestaron sumision y pidieron quisiera la Divinidad reparar y llenar los vacios que se habian producido.Entonces vi como un obrar en la Luz de la Divinidad que hasta entonces se habia quedado inmovil, y que habia esperado como yo lo senti en mi interior esa peticion de los angeles.
Inmediatamente luego de la suplica de los fieles y despues del movimiento de la Divinidad, aparecio un mundo un globo oscuro al lado del globo de las tinieblas que se habia formado debajo del sol luminosos de la Divinidad; este globo estaba a la derecha y no lejos del Globo anterior, y he visto un movimiento dentro de el como si creciera por momentos, aparecieron puntos de luz sobre la masa oscura y la rodearon como bandas luminosas. Luego vinieron lugares mas claros y apartandose estas bandas de tierra de las aguas que la rodeaban, despues vi en los lugares mas claros un movimiento, como algo viviente que rebullia en ellos. Sobre la superficie de la tierra vi crecer hierbas y aparecer plantas y en medio de ellas, seres vivientes que se movian."





Beata Ana Catalina Emmerick


Beata Ana Catalina Emmerick. Visiones y Revelaciones Completas Tom4

Evangelio del día 26 de febrero de 2012



Evangelio según San Marcos 1,12-15. Primer Domingo de Cuaresma



En seguida el Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían.
Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: "El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia".




Comentario:


«Se ha cumplido el tiempo: el Reino de Dios está cerca» - Orígenes




De hecho, la vida de los mortales está plagada de lazos de ofensas y de redes de engaños... Y como quiera que estas redes las había tendido el enemigo por todas partes y en ellas había envuelto a casi todos, era necesario que viniese uno que fuera más fuerte y mayor que ellas, para que las triturase y así dejase expedito el camino para cuantos le sigan. Por esta razón también el Salvador, antes de unirse con la Iglesia, fue tentado por el diablo... para vencer las redes y poder mirar por ellas y, a través de ellas, llamar hacia sí a la Iglesia, con el fin, sin duda alguna, de enseñarla y mostrarle que no se debe venir a Cristo por el ocio y los placeres, sino a través de muchas tribulaciones y pruebas.
Por eso no hubo nadie que pudiera vencer semejantes redes, porque, como está escrito, todos pecaron (Rm 3,23)... Por eso únicamente nuestro Señor y Salvador Jesucristo no cometió pecado (1P 2,22)., sin embargo el Padre le hizo pecado por nosotros, para que en la carne semejante a la del pecado y a causa del pecado condenase al pecador.
Vino, pues, a estas redes, pero únicamente él no se vio envuelto por ellas, antes al contrario él las rompió y las trituró, y dio así a su Iglesia confianza para atreverse ya a quebrar los lazos, atravesar por las redes y decir toda animosa: Nuestra alma se escapó cual pájaro del lazo de los cazadores: el lazo se rompió y nosotros quedamos libres (Sal. 123,7)..
Pero, ¿quién quebrantó los lazos, sino el único al que ellos no pudieron atrapar? Efectivamente, aunque él también estuvo sujeto a la muerte, voluntariamente, que no forzado por el pecado, como nosotros, él fue el único libre entre los muertos (Sal. 87,6 LXX).. Y por que fue libre entre los muertos, una vez vencido el que tenía el imperio de la muerte, arrancó la cautividades que subsistía para la muerte. Y no sólo él mismo se resucitó de entre los muertos, sino que junto con él resucitó a los que estaban cautivos de la muerte y junto con él los hizo sentar en los cielos (Ef 2,5s). Por eso, subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad (Ef 4,8).


Orígenes (v. 185-253), sacerdote y teólogo. Comentario al Cantar de los cantares, Tercero II, 27-33; SC 376

San Porfirio, obispo - 26 de Febrero


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San Alejandro, patriarca de Alejandría - 26 de febrero


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San Néstor, Obispo de Magido, Mártir - 26 de febrero


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sábado, 25 de febrero de 2012

Hijos de la Iglesia - Padre Christian Bouchacourt


Los tiempos difíciles que atraviesa la Iglesia desde hace casi cincuenta años no deben desanimarnos ni hacernos dudar de la Iglesia Católica, que nos ha hecho nacer a la gracia el día de nuestro bautismo. Al contrario, reavivemos nuestra fe en Nuestro Señor Jesucristo, su Divino Fundador, que le ha prometido asistirla hasta su regreso: “Yo estoy siempre con vosotros hasta el fin de los tiempos”.(1) Esta Iglesia, nacida de su costado traspasado el Viernes Santo, recibió la misión de difundir los efectos de la Encarnación y de la Redención del Salvador hasta el fin de los tiempos. A imitación de lo que hizo Cristo durante su vida terrenal, ella enseña, santifica y guía a las almas hacia Dios, segura de que nunca abdicará de su misión ni perecerá jamás: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella”. (2)

Cristo ha confiado su enseñanza a la Iglesia. Ella no es su propietaria sino su depositaria. En cumplimiento de su mandato, la lleva hasta los confines de la tierra para disponer a las almas a recibir la vida sobrenatural, iluminarlas y conducirlas a la vida eterna. “Id por el mundo, predicad el Evangelio a todas las criaturas. El que crea y se bautice, se salvará; pero el que no crea, se condenará”.(3) Esa es la hoja de ruta que la Iglesia recibió de su Divino Fundador y la que debe seguir hasta su segunda venida. Su jerarquía, su disciplina, su organización interna, su derecho canónico, están al servicio de la doctrina recibida de Cristo para transmitir la fe que ella debe conservar, explicar, explicitar, defender y transmitir en toda su integridad para el bien de las almas y con la asistencia del Espíritu Santo. Nadie, incluso el Papa, puede modificar sustancialmente este depósito recibido, sin correr el riesgo de ofender gravemente a Dios y comprometer la fe de los católicos mismos.

La Iglesia cumple esta misión desde hace dos mil años, manteniendo su unidad, conservando esta herencia contra los ataques del error a pesar de las persecuciones que no faltaron desde su fundación y las traiciones de ciertos miembros que excluyó de su seno. Fortalecida por esta asistencia divina, no ha cesado de consolidarse y extenderse sobre toda la faz de la tierra, apoyándose sobre los dos pilares que constituyen la Revelación: la Sagrada Escritura y la Tradición. La Sagrada Escritura es la palabra de Dios puesta por escrito bajo inspiración del Espíritu Santo y consignada en los setenta y dos libros de la Biblia (cuarenta y cinco del Antiguo Testamento y veintisiete del Nuevo Testamento). En cuanto a la Tradición, se ve reflejada en la práctica de la Iglesia, en las fórmulas y en los usos litúrgicos, en los escritos de los Padres y de los Doctores de la Iglesia, en los símbolos de fe, en los Concilios, en las encíclicas de los Papas, en los catecismos, en las obras del arte sagrado, etc.

Este patrimonio llegó intacto hasta nuestros días. Estas son las fuentes en las que abrevaron los hijos de la Iglesia a lo largo de toda su historia. La puesta en práctica de esta doctrina ha dado frutos visibles: la Cristiandad. Los hombres, las mujeres, las familias, la sociedad, fueron transformados por este tesoro y el cielo se llenó de santos, conocidos y desconocidos. Nosotros queremos conocer esta herencia preciosa y ser fieles a ella, defenderla y transmitirla en toda su pureza a las futuras generaciones. Renegar de ella equivaldría a renegar de Nuestro Señor Jesucristo, como así también de los Papas, de los mártires y de los santos que nos precedieron.

Desde hace unos cincuenta años, con el Concilio Vaticano II, los hombres de Iglesia quieren adaptar este depósito revelado a la mentalidad moderna. Este fue el famoso aggiornamento conciliar. Se buscaba modificar profundamente estos dos pilares sobre los que se apoya la Iglesia: la Sagrada Escritura y la Tradición. Conforme a este espíritu funesto se revieron y corrigieron los textos santos de la Biblia y su interpretación. También se inició una ruptura con la Tradición bimilenaria de la Iglesia. Por eso se transformaron la liturgia, el Derecho Canónico, el catecismo, el arte católico: para adaptarlos a la nueva doctrina enseñada. A semejanza de la Revolución Francesa, debía desaparecer toda referencia al pasado. El “año 1” de la Iglesia Conciliar comenzó entonces con Juan XXIII y el Concilio Vaticano II. Se hizo tabla rasa con el pasado. Se pregonó una primavera radiante, ¡pero lo que llegó fue un invierno! Un invierno glacial que esterilizó a la Iglesia y a sus obras, porque se quiso separar a la Iglesia de su Esposo, Jesucristo, para casarla con el mundo. Esta familia reconstituida se dio el nombre de “Iglesia conciliar”, según las propias palabras del Cardenal Benelli. Así advino una crisis sin precedentes, que al día de hoy aún no ha llegado a su fin. La Iglesia fue conmovida hasta sus fundamentos. Los hijos de la Iglesia de siempre, opuestos a este “espíritu conciliar”, tuvieron que pasar a la resistencia y sufrir la persecución de Roma, de los obispos y de los sacerdotes para conservar su fe. ¡Qué misterio más insondable! El Padre Calmel, sacerdote dominico francés, capellán de las religiosas dominicas de Brignoles, gran defensor de la Tradición desde la primera hora, escribió estas magníficas palabras: “En modo alguno nosotros formamos una secta marginal. Somos miembros de la única Iglesia católica, apostólica y romana. Hacemos lo posible para preparar el día bendito en el que volviendo a ser la autoridad lo que nunca debió dejar de ser, la Iglesia, a vista de todos, será finalmente librada de las brumas sofocantes de las pruebas presentes. Aunque ese día tarde en llegar, intentamos no abandonar para nada nuestro deber esencial de santificarnos; y lo hacemos guardando la Tradición en el mismo espíritu que la hemos recibido, que es un espíritu de santidad”.(4)

Animado de este mismo espíritu, un hijo eminente de la Iglesia y digno sucesor de los Apóstoles, Monseñor Marcel Lefebvre, viajó incesantemente de Ecône a Roma y viceversa para intentar convencer al Papa y a la Curia de que volviesen a la Tradición, sin querer jamás romper con la Sede de Pedro. He aquí lo que predicaba el 26 de febrero de 1983 en el Seminario de Zaitzkofen antes del ordenar al Padre Ceriani y a algunos otros diáconos: “(…) Algunos miembros de la Fraternidad, desgraciadamente, pensaron que no había por qué ir a Roma, que ya no tenía que haber más contactos con los que hoy marchan hacia el error, sino que había que abandonar a todos los que han adherido al Concilio Vaticano II y sus consecuencias. Y por eso mismo, porque la Fraternidad siguió manteniendo contactos con Roma y con el Papa, prefirieron abandonar la Fraternidad.

“Eso nunca ha sido lo que la Fraternidad hizo, ni ha sido nunca el ejemplo que he creído deber dar. Por el contrario: no dejo de ir a Roma. Sigo manteniendo contactos con el Cardenal Ratzinger, a quien ya conocéis, con el propósito de que Roma vuelva a la Tradición. Si creyese que el Papa ya no existe, que ya no hay Papa, ¿para qué ir a Roma? Y entonces, ¿cómo esperar que Roma vuelva a la Tradición? Porque es el Papa el que debe hacer que la Iglesia retorne a la Tradición. A él le toca esa responsabilidad. Si hoy en día por desgracia se deja arrastrar por los errores del Vaticano II, esa no es razón para abandonarlo. Muy por el contrario: debemos poner todo nuestro esfuerzo en hacerlo reflexionar sobre la gravedad de la situación, hacer que regrese a la Tradición y pedirle que haga volver a la Iglesia al camino seguido durante veinte siglos.

“Sin duda algunos me dirán (como dicen los que se han alejado de nosotros): «¡Es inútil, perdéis el tiempo!». Lo que sucede es que no tienen confianza en Dios. ¡Dios todo lo puede! Desde el punto de vista humano, realmente es decepcionante, pero debemos orar, orar doblemente por el Papa, para que Dios lo ilumine, para que finalmente abra los ojos, para que vea los desastres que se expanden en la Iglesia. Debemos orar para que los seminarios se llenen como están los nuestros, para formar nuevamente sacerdotes que celebren la verdadera Misa y canten las glorias de Dios, como lo hizo Cristo en la cruz, y para que continúen el Sacrificio de la Cruz.

“¡He ahí porqué voy a Roma! Así es la Fraternidad”.

Este es también el camino que sigue su sucesor, Monseñor Fellay, tras la desaparición de nuestro fundador. Como somos hijos de la Iglesia, no podemos resignarnos a ver que la Tradición sea expatriada de su seno, tal como aún lo está al presente. Esa ha sido la finalidad de las recientes discusiones doctrinales: mostrar a las autoridades romanas que la Iglesia no puede cortarse de su raíz, como lo hizo durante el último concilio y los decenios posteriores. La solución de la crisis por la que atraviesa la Iglesia radica, en efecto, en la restauración de la Tradición a todos sus niveles. Estamos convencidos que un día se producirá esa restauración, incluso si eso pueda insumir tiempo… Ya se dejan oír algunas voces —que no son voces de la Fraternidad— para pedir que se haga un análisis crítico de los textos del último Concilio. Semejante actitud era impensable hace diez años. No cabe duda que este movimiento aún es tímido, pero no deja de ser real y se amplificará. El ala progresista se opone a tal eventualidad y se opondrá por todos los medios, como los enemigos de la Iglesia, a esta restauración.

En cuanto a nosotros, hijos de la Iglesia, es necesario que no nos desanimemos, que guardemos la fe y la esperanza iluminadas por la caridad, rezar y hacer penitencia por la Iglesia y por su jerarquía.

Hagamos nuestras estas palabras de Nuestra Señora de La Salette: “Llamo a mis hijos, mis verdaderos devotos, los que se entregaron a mí para que los conduzca a mi Divino Hijo, los que —por decirlo así— yo llevo en mis brazos, los que vivieron de mi espíritu; por último, llamo a los apóstoles de los últimos tiempos, los fieles discípulos de Jesucristo que vivieron en el desprecio del mundo y de sí mismos, en la pobreza y en la humildad, en el desprecio y en el silencio, en la oración y en la mortificación, en la castidad y en el unión con Dios, en el sufrimiento y desconocidos del mundo. Ya es hora que salgan y vengan a iluminar la tierra. Vayan y muéstrense como mis hijos queridos; estoy con ustedes y en ustedes, con tal de que su fe sea la luz que los ilumine en esos días de desgracia. Que su celo los vuelva como hambrientos por la gloria y el honor de Jesucristo. Luchen, hijos de la luz, ustedes, los pocos que ven; porque viene el tiempo de los tiempos, el fin de los fines”.

Que cada uno esté en su lugar, allí donde la Providencia lo ha puesto, para cumplir fervientemente su deber de estado, rezar su rosario y hacer penitencia por las intenciones de la cruzada a la que Monseñor Fellay nos ha llamado hasta Pentecostés de 2012, “para que la Iglesia sea librada de los males que la afligen o que la amenazan en un futuro próximo, para que Rusia sea consagrada y para que llegue pronto el triunfo de la Inmaculada”. ¡He allí lo que la Iglesia espera de sus hijos e hijas! Está a mano de todos. Nadie puede eximirse de este deber sin dar muestras de ingratitud para con quien nos ha hecho nacer a la gracia. Hagámoslo con gran confianza por el honor de nuestra madre, la Santa Iglesia, y por la salvación de las almas.

¡Que Dios los bendiga!



Padre Christian Bouchacourt

Superior de Distrito América del Sur

(1) San Mateo, 28, 20.
(2) San Mateo, 16, 18.
(3) San Marcos, 16, 15-16.
(4) R.P. Calmel, O.P.: “Brève apologie pour l’Eglise de toujours”, anexo 2, pág. 98.

"Al cumplir el deber, pon en ese cumplimiento el corazón: que es suavidad" - San Josemaría Escrivá de Balaguer


"Haces un derroche de ternura. -Y te digo: caridad con tus prójimos, sí: siempre. -Pero -óyeme bien, alma de apóstol-, es de Cristo, y sólo para El, ese otro sentimiento que el Señor mismo ha puesto en tu pecho. -Además..., no es cierto que al descorrer algún cerrojo de tu corazón -siete cerrojos necesitas- más de una vez quedó flotando en tu horizonte sobrenatural la nubecilla de la duda..., y te preguntas, atormentado a pesar de tu pureza de intención: ¿no habré ido demasiado lejos en mis manifestaciones exteriores de afecto?
El corazón, a un lado. Primero, el deber. -Pero, al cumplir el deber, pon en ese cumplimiento el corazón: que es suavidad".

San Josemaría Escrivá de Balaguer

Evangelio del día 25 de febrero de 2012


Evangelio según San Lucas 5,27-32. Sábado después del Miércoles de Ceniza


Después Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos. Los fariseos y los escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: "¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?".
Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan".


Comentario:


«Dejándolo todo, se levantó y le siguió»: la cuaresma conduce al bautismo - San Cirilo de Jerusalén



Sois ya discípulos de la nueva Alianza y partícipes de los misterios de Cristo, ahora por vocación, pero dentro de poco también como un don: haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo (Ez 18,31) para que se alegren los moradores del cielo. Pues si, como dice el evangelio, «habrá alegría por un solo pecador que se convierte»( Lc 15,7), ¿cuánto más no moverá a la alegría a los habitantes del cielo la salvación de tantas almas?
Habiendo entrado por un camino ancho y hermoso, recorred cautelosamente la senda de la piedad. Pues el unigénito Hijo de Dios está plenamente dispuesto para vuestra redención y señala: «Venid todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré»( Mt 11,28). Los que lleváis el pernicioso vestido de vuestras ofensas y estáis oprimidos por las cadenas de vuestros pecados, escuchad la voz del profeta que dice: «Lavaos, purificaos, quitad de delante de mis ojos las maldades de vuestra alma»( Is 1,16), de modo que os aclame el coro de los ángeles: «Dichoso el que es perdonado de su culpa, y le queda cubierto su pecado»( Sal. 31,1). Los que habéis encendido hace poco por primera vez las lámparas de la fe, sostenedlas en las manos sin que se apaguen, para que aquel que en otro tiempo abrió por la fe el paraíso al ladrón en este santísimo monte del Gólgota (Lc 23,43) os conceda también a vosotros cantar el cántico nupcial.
Si alguno es ahora esclavo del pecado, prepárese mediante la fe para la regeneración liberadora de la adopción filial. Y abandonada la funesta servidumbre de los pecados, una vez dedicado al dulce servicio del Señor, será juzgado digno de disfrutar la herencia del reino celestial. Desvestíos por medio de la confesión del hombre viejo, que se corrompe por las concupiscencias del error, para revestiros del hombre nuevo, que se renueva por el conocimiento de aquel que le creó. Recibid por la fe las arras del Espíritu (2Co 5,5) para que podáis ser recibidos en las moradas eternas. Acercaos (a recibir) el sello espiritual para que podáis ser reconocidos favorablemente por vuestro dueño.

San Cirilo de Jerusalén (313-350), obispo de Jerusalén y doctor de la Iglesia. Catequesis bautismales, n° 1

Santa Jacinta - 25 de Febrero


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viernes, 24 de febrero de 2012

"Ama y haz lo que quieras" - San Agustín de Hipona


"Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor".


San Agustín de Hipona

Evangelio del día 24 de febrero de 2012


Evangelio según San Mateo 9,14-15. Viernes despúes del Miércoles de Ceniza

Entonces se acercaron los discípulos de Juan y le dijeron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?". Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.


Comentario:


"Entonces ayunarán" - San Romano de Mélode



Entrégate, alma mía, al arrepentimiento; únete a Cristo por el pensamiento; grita gimiendo: "Concédeme el perdón de mis malas acciones, con el fin de que reciba de ti, que sólo eres bueno (Mc 10,18), la absolución y la vida eterna "...
Moisés y Elías, estas torres de fuego, eran grandes en sus obras... Son los primeros entre los profetas, hablaban libremente a Dios, les gustaba acercársele para rogarle y dialogar con él cara a cara (Ex 34,5 1R 19,13) - cosa asombrosa e increíble. Sin embargo, procuraban recurrir al ayuno, que los llevaba a Dios (Ex 34,28; 1R 19,8). El ayuno, con las obras, proporciona pues la vida eterna.
Por el ayuno, los demonios son rechazados como por una espada, porque no soportan las alegrías; lo que les gusta, es el jugador y el borracho. Pero si miran de cara el ayuno, no lo pueden ver; huyen muy lejos, como nos enseña Cristo, nuestro Dios, diciendo: "Por el ayuno y la oración caen los demonios" (cf Mc 9,29). Por eso nos enseña que el ayuno les da a los hombres la vida eterna...
El ayuno conduce a los que lo practican, a la casa paternal de donde Adán fue expulsado... Es Dios mismo, el amigo de los hombres (Sb 1,6), quien primero había confiado al ayuno, al hombre al que había creado, como a una madre cariñosa, como a un maestro. De un solo árbol le prohibió comer (Gn 2,17). Y si el hombre hubiera observado este ayuno, habría vivido con los ángeles. Pero lo rechazó y encontró penas y muerte, la aspereza de las espinas y de las zarzas, y la angustia de una vida dolorosa (Gn 3,17s). ¡Entonces, si en el Paraíso el ayuno se revela provechoso, cuánto más lo es aquí abajo, para proporcionarnos la vida eterna!


San Romano de Mélode (?-v. 560), compositor de himnos. Himno «Adán y Eva», 1-5; SC 99

San Moisés, profeta - 24 de Febrero


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jueves, 23 de febrero de 2012

SS Benedicto XVI, "profundamente afligido" por el accidente ferroviario de Buenos Aires


El papa Benedicto XVI se manifestó hoy "profundamente afligido" por la tragedia ferroviaria en la estación de Once, donde 50 personas murieron y más de 700 resultaron heridas.

En una nota remitida al arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, el Pontífice ofreció "fervientes sufragios al Todopoderoso por el eterno descanso de los fallecidos".

Asimismo, pidió al purpurado porteño que "transmita el sentido pésame del Papa a los familiares que lloran tan sensible pérdida, junto con expresiones de afecto, solidaridad y consuelo a los heridos y afectados por el trágico suceso".

"Como signo de esperanza en el Señor resucitado, el sucesor de Pedro imparte, en estos momentos de tristeza, una especial bendición apostólica", indicó la nota firmada por el Secretario de Estado del Vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, y transmitida al primado argentino a través del encargado de Negocios de la Nunciatura, monseñor Robert Murphy.

A su vez, el obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones, pidió anoche "por el eterno descanso de las víctimas mortales, la recuperación de los heridos y por las familias de los mismos".

" Ante esta catástrofe que vivimos los argentinos, el mensaje es para los familiares que han perdido sus seres queridos: estamos orando por ellos para que el Señor los sostenga en el dolor, ante tanta incertidumbre que causa la muerte; por todos aquellos que están internados, que el Señor los restablezca de este terrible accidente", agregó.

Lugones pidió "a los argentinos, que nos sintamos más unidos que nunca ante esta catástrofe del dolor en que comienza el tiempo de penitencia (de la Cuaresma)".

"Que ofrezcamos nuestro dolor al Señor. Dios siempre puede sacar de lo malo algo bueno. El Señor es capaz de reconfortarnos, y de animarnos a la conversión del corazón. Dios los bendiga a ustedes y sus familias, y oramos por todos ustedes", señaló.

En tanto, el obispo de Goya, monseñor Ricardo Faifer, llamó a la oración por "las familias que sufren el duelo y por las personas heridas".

"La vida no las tenemos comprada ni asegurada en la tierra", señaló el prelado, quien consideró que "debemos enfrentar la vida con seriedad, fructifiquemos en el amor, recordando nuestro límite: la muerte".

"El niño está hecho a imagen y semejanza de Dios" - San Marcelino Champagnat


"El niño está hecho a imagen y semejanza de Dios. Como Dios, es trinidad: es un ser vivo, dotado de inteligencia, razón y amor; esas cualidades constituyen el fondo de su naturaleza. A semejanza del Padre, tiene el ser; a semejanza del Hijo, tiene la inteligencia; a semejanza del Espíritu Santo, tiene el amor; a semejanza del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en el ser, en la inteligencia y en el amor, tiene una sola felicidad y vida. Nada se le puede quitar, sin quitárselo todo".


San Marcelino Champagnat

Evangelio del día 23 de febrero de 2012


Evangelio según San Lucas 9,22-25. Jueves después del Miércoles de Ceniza

"El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día".
Después dijo a todos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida?


Comentario:


"Qué tome su cruz cada día" - Beato Juan XXIII




El amor a la cruz de mi Señor, me atrae cada vez más estos días. ¡Jesús bendito, que esto no sea un fuego de paja que se apague con la primera lluvia, sino un incendio que arda sin consumirse jamás! He encontrado estos días otra bella oración que corresponde muy bien a mis condiciones espirituales: "Oh Jesús, mi amor crucificado, te adoro en todos tus sufrimientos... Abrazo con todo mi corazón, por amor a ti, todas las cruces de cuerpo y espíritu que me llegarán. Y hago profesión de poner toda mi gloria, mi tesoro y mi satisfacción en tu cruz, es decir en las humillaciones, privaciones y sufrimientos, diciendo con Santo Pablo: «qué jamás me vanaglorie, si no en la cruz de nuestro Señor Jesucristo» (Ga 6,14). En cuanto a mí, no quiero otro paraíso en este mundo que la cruz de mi Señor Jesucristo "... Todo me hace pensar que el Señor me quiere todo para él, en el "camino real de la santa cruz". Y es por este camino, y no por otro, que quiero seguirlo...
Una nota característica de este retiro, ha sido una gran paz y una gran alegría interior, que me dan el coraje de ofrecerme al Señor para todos los sacrificios que quiera pedir a mi sensibilidad. De esta calma y de esta alegría, quiero que toda mi ser y toda mi vida estén siempre penetradas, por dentro y por fuera... Cuidaré de guardar esta alegría interior y exterior...
La comparación de San Francisco de Sales que me gusta repetir, entre otras: "Estoy como un pájaro que canta sobre un matorral de espinas", debe ser una invitación continua para mí. Por tanto, pocas confidencias sobre lo que puede hacer sufrir; mucha discreción e indulgencia juzgando a los hombres y las situaciones; me esforzaré por rezar especialmente por los que me hacen sufrir; y luego en toda cosa una gran bondad, una paciencia sin límites, acordándome de que otro sentimiento... no está conforme con el espíritu del Evangelio y de la perfección evangélica. Desde el momento que hago triunfar la caridad cueste lo que cueste, quiero pasar por un hombre cualquiera. Me dejaré atropellar, pero quiero ser paciente y bueno hasta el heroísmo.


Beato Juan XXIII (1881-1963), papa. Diario del alma, 1930, retiro en Rusciuk

San Policarpo de Esmirna - 23 de febrero


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miércoles, 22 de febrero de 2012

"Bello y brillante como un relámpago" - Beata Ana Catalina Emmerick


"Ante María, fajado como un niño común, estaba recostado Jesús recién nacido, bello y brillante como un relámpago. "iAh, decía yo, este lugar encierra la salvación del mundo entero y nadie lo sospecha !"

Beata Ana Catalina Emmerick

Evangelio del día 22 de febrero de 2012


Evangelio según San Mateo 6,1-6.16-18. Miércoles de Ceniza


Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuanJustificar a ambos ladosdo ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.


Comentario:


Cuarenta días para crecer en el amor de Dios y del prójimo - San Gregorio Magno



Empezamos hoy los santos cuarenta días de la cuaresma, y debemos examinar atentamente por qué esta abstinencia es observada durante cuarenta días. Moisés, para recibir la Ley una segunda vez, ayunó cuarenta días (Gn 34,28). Elías, en el desierto, se abstuvo de comer cuarenta días (1R 19,8). El Creador mismo de los hombres, viniendo entre los hombres, no tomó el menor alimento durante cuarenta días (Mt 4,2). Esforcémonos, nosotros también, en cuanto nos sea posible, de frenar nuestro cuerpo por la abstinencia en este tiempo de la cuaresma, a fin de llegar a ser, según las palabras de Pablo, "una hostia viva" (Rm 12,1). El hombre es una ofrenda a la vez viva e inmolada (cf Ap 5,6) cuando, sin dejar esta vida, hace morir en él los deseos de este mundo.
Es la satisfacción de la carne la que nos provocó al pecado (Gn 3,6); que la carne mortificada nos devuelva el perdón. El autor de nuestra muerte, Adán, transgredió los preceptos de vida, comiendo la fruta prohibida del árbol. Hace falta pues, que nosotros, que perdimos las alegrías del Paraíso por causa de un alimento, nos esforcemos en reconquistarlas por la abstinencia.
Pero quién se imagina que sólo la abstinencia nos baste. El Señor dice por la boca del profeta: "¿El ayuno que prefiero no consiste más bien en esto? Compartir tu pan con hambriento, recibir en tu casa a los pobres y los vagabundos, vestir al que ves sin ropa, y no despreciar a tu semejante" (Is 58,6-7). Este es el ayuno que Dios quiere: un ayuno realizado en el amor al prójimo e impregnado de bondad. Da pues a los otros, aquello de lo que tú te abstienes; así, tu penitencia corporal aliviará el bienestar corporal de tu prójimo, que está necesitado.


San Gregorio Magno (v. 540-604), papa y doctor de la Iglesia. Homilías sobre los evangelios, n° 16, 5

Cátedra de San Pedro - 22 de febrero


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Santa Margarita de Cortona - 22 de febrero


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martes, 21 de febrero de 2012

SS Benedicto XVI: La unidad de la Iglesia es un don divino


Ciudad del Vaticano, 21 Feb. 12 (AICA) El Papa recibió a los nuevos cardenales y a sus familiares.Los 22 nuevos cardenales, sus familiares y los fieles llegados a Roma con motivo del consistorio fueron recibidos ayer en audiencia por el Santo Padre, que se dirigió a cada grupo en su respectivo idioma y, al final, pronunció unas palabras en italiano.

Hablando en francés, reiteró que la sociedad actual, “que atraviesa por momentos de incertidumbre y duda, necesita la luz de Cristo”; e invitó a todos los cristianos “a dar testimonio de ella con fe y coraje”, manifestando al mismo tiempo el deseo de que el ya próximo tiempo de Cuaresma “favorezca el rencuentro con Dios”.

Dirigiéndose a todos los presentes, el Papa subrayó que la creación de los nuevos cardenales “es un motivo para reflexionar sobre la misión universal de la Iglesia en la historia de la humanidad: en las vicisitudes humanas, a menudo tan agitadas, la Iglesia está siempre viva y presente, llevando a Cristo que es luz y esperanza para la humanidad entera”.

“Permanecer unidos, dijo el Papa, a la Iglesia y al mensaje de salvación que difunde significa anclarse a la Verdad, reforzar el sentido de los valores verdaderos, permanecer serenos ante cualquier acontecimiento”.

“Los exhorto por tanto -concluyó- a permanecer siempre unidos a sus pastores, como también a los nuevos cardenales, para estar en comunión con la Iglesia. La unidad en la Iglesia es un don divino que hay que defender y acrecentar. Confío a los cardenales y a los fieles que los acompañan a la protección de la Madre de Dios y de los apóstoles Pedro y Pablo”.+

Catquesis de SS Benedicto XVI sobre San Pedro Damián



Queridos hermanos y hermanas:

durante las catequesis de estos miércoles estoy tratando sobre algunas grandes figuras de la vida de la Iglesia desde sus orígenes. Hoy quisiera detenerme en una de las personalidades más significativas del siglo XI, san Pedro Damián, monje, amante de la soledad y al mismo tiempo, intrépido hombre de Iglesia, comprometido en primera persona con la obra de reforma puesta en marcha por los papas de aquel tiempo. Nació en Rávena en el año 1007 de familia noble, pero caída en desgracia. Al quedarse huérfano de ambos padres, vivió una infancia de dificultades y sufrimientos, a pesar de que la hermana Rosalinda se empeñó en hacerle de madre y el hermano mayor Damián lo adoptó como hijo. Precisamente por esto se llamará después Piero di Damiano, Pedro Damián [en español, ndt.]. La formación se le impartió primero en Faenza y después en Parma, donde ya a la edad de 25 años lo encontramos trabajando en la enseñanza. Junto a una buena competencia en el campo del derecho, adquirió una pericia refinada en el arte de la redacción -el ars escribendi- y, gracias a su conocimiento de los grandes clásicos latinos, se convirtió en "uno de los mejores latinistas de su tiempo, uno de los más grandes escritores del medioevo latino" (J. Leclercq, Pierre Damien, ermite et homme d'Église, Roma 1960, p. 172).

Se distinguió en los géneros literarios más diversos: de las cartas a los sermones, de las hagiografías a las oraciones, de los poemas a los epigramas. Su sensibilidad por la belleza le llevaba a la contemplación poética del mundo. Pedro Damián concebía el universo como una inagotable "parábola" y una extensión de símbolos, a partir de los cuales es posible interpretar la vida interior y la realidad divina y sobrenatural. Desde esta perspectiva, en torno al año 1034, la contemplación de lo absoluto de Dios le empujó a alejarse progresivamente del mundo y de sus realidades efímeras, para retirarse al monasterio de Fuente Avellana, fundado sólo algunas décadas antes, pero ya famoso por su austeridad. Para edificación de los monjes, escribió la Vida del fundador, san Romualdo de Rávena, y se empeñó al mismo tiempo en profundizar en su espiritualidad, exponiendo su ideal del monaquismo eremítico.

Debe subrayarse ya una particularidad: el eremitorio de Fuente Avellana estaba dedicado a la Santa Cruz, y la Cruz será el misterio cristiano que más fascinó a Pedro Damián. "No ama a Cristo quien no ama la cruz de Cristo", afirma (Sermo XVIII, 11, p. 117) y se llama a sí mismo: "Petrus crucis Christi servorum famulus - Pedro servidor de los servidores de la cruz de Cristo" (Ep, 9, 1). A la Cruz Pedro Damián dirige oraciones bellísimas, en las que revela una visión de este misterio que tiene dimensiones cósmicas, porque abraza toda la historia de la salvación: "O bendita Cruz --exclama-- te veneran, te predican y te honran la fe de los patriarcas, los vaticinios de los profetas, el senado juzgador de los apóstoles, el ejército victorioso de los mártires y las multitudes de todos los santos" (Sermo XLVIII, 14, p. 304).

Queridos hermanos y hermanas, que el ejemplo de Pedro Damián nos lleve también a mirar siempre a la Cruz como al supremo acto de amor de Dios hacia el hombre, que nos ha dado a salvación. Para el desarrollo de la vida eremítica, este gran monje escribió una Regla en la que subraya fuertemente el "rigor del eremitorio": en el silencio del claustro, el monje está llamado a transcurrir una vida de oración, diurna y nocturna, con ayunos prolongados y austeros; debe ejercitarse en una generosa caridad fraterna y en una obediencia al prior siempre dispuesta y disponible. En el estudio y en la meditación cotidiana de la Sagrada Escritura, Pedro Damián descubre los significados místicos de la palabra de Dios, encontrando en ella alimento para su vida espiritual. En este sentido, llamada a la celda del eremitorio "salón donde Dios conversa con los hombres". La vida eremítica es para él la cumbre de la vida cristiana, está "en el vértice de los estados de vida", porque el monje, ya libre de las ataduras del mundo y del propio yo, recibe "las arras del Espíritu Santo y su alma se une feliz al Esposo celestial" (Ep 18, 17; cfr Ep 28, 43 ss.). Esto es importante también hoy para nosotros, aunque no seamos monjes: saber hacer silencio en nosotros para escuchar la voz de Dios, buscar, por así decir, un "salón" donde Dios hable con nosotros: Aprender la Palabra de Dios en la oración y en la meditación es el camino de la vida.

San Pedro Damián, que básicamente fue un hombre de oración, de meditación, de contemplación, fue también un fino teólogo: su reflexión sobre diversos temas doctrinales le llevó a conclusiones importantes para la vida. Así, por ejemplo, expone con claridad y vivacidad la doctrina trinitaria utilizando ya, siguiendo textos bíblicos y patrísticos, los tres términos fundamentales que después se han convertido en determinantes también para la filosofía de Occidente, processio, relatio e persona (cfr Opusc. XXXVIII: PL CXLV, 633-642; y Opusc. II y III: ibid., 41ss e 58ss). Con todo, como el análisis teológico le conduce a contemplar la vida íntima de Dios y el diálogo de amor inefable entre las tres divinas Personas, él saca de ello conclusiones ascéticas para la vida en comunidad y para las propias relaciones entre cristianos latinos y griegos, divididos en este tema. También la meditación sobre la figura de Cristo tiene reflejos prácticos significativos, al estar toda la Escritura centrada en Él. El propio "pueblo de los judíos --anota san Pedro Damián-- a través de las páginas de la Sagrada Escritura, puede decirse que ha llevado a Cristo en sus hombros" (Sermo XLVI, 15). Cristo por tanto, añade, debe estar al centro de la vida del monje: "Cristo debe ser oído en nuestra lengua, Cristo debe ser visto en nuestra vida, debe ser percibido en nuestro corazón" (Sermo VIII, 5). La íntima unión con Cristo debe implicar no sólo a los monjes, sino a todos los bautizados. Supone también para nosotros un intenso llamamiento a no dejarnos absorber totalmente por las actividades, por los problemas y por las preocupaciones de cada día, olvidándonos de que Jesús debe estar verdaderamente en el centro de nuestra vida.

La comunión con Cristo crea unidad de amor entre los cristianos. En la carta 28, que es un genial tratado de eclesiología, Pedro Damián desarrolla una teología de la Iglesia como comunión. "La Iglesia de Cristo - escribe - está unida por el vínculo de la caridad hasta el punto de que, como es una en muchos miembros, también está totalmente reunida místicamente en uno solo de sus miembros; de forma que toda la Iglesia universal se llama justamente única Esposa de Cristo en singular, y cada alma elegida, por el misterio sacramental, se considera plenamente Iglesia". Esto es importante: no sólo que toda la Iglesia universal está unida, sino que en cada uno de nosotros debería estar presente la Iglesia en su totalidad. Así el servicio del individuo se convierte en "expresión de la universalidad" (Ep 28, 9-23). Con todo la imagen ideal de la "santa Iglesia" ilustrada por Pedro Damián no corresponde - lo sabía bien - a la realidad de su tiempo. Por eso, no temió denunciar la corrupción existente en los monasterios y entre el clero, sobre todo debido a la praxis de que las autoridades laicas confiriesen la investidura de los oficios eclesiásticos: diversos obispos y abades se comportaban como gobernadores de sus propios súbditos más que como pastores de almas. No es casual el que su vida moral dejara mucho que desear. Por esto, con gran dolor y tristeza, en 1057 Pedro Damián deja el monasterio y acepta, aun con dificultad, el nombramiento de cardenal obispo de Ostia, entrando así plenamente en colaboración con los papas en la difícil empresa de la reforma d la Iglesia. Vio que no era suficiente contemplar y tuvo que renunciar a la belleza de la contemplación para ayudar en la obra de renovación de la Iglesia. Renunció así a la belleza del eremitorio y con valor emprendió numerosos viajes y misiones.

Por su amor a la vida monástica, diez años después, en 1067, obtuvo permiso para volver a Fuente Avellana, renunciando a la diócesis de Ostia. Pero la tranquilidad suspirada dura poco: ya dos años después fue enviado a Frankfurt en el intento de evitar el divorcio de Enrique IV de su mujer Berta; y de nuevo dos años después, en 1071, fue a Montecassino para la consagración de la iglesia de la abadía, y a principios de 1072 se dirige a Rávena para restablecer la paz con el arzobispo local, que había apoyado al antipapa provocando el interdicto sobre la ciudad. Durante el viaje de vuelta al eremitorio, una repentina enfermedad le obligó a detenerse en Faenza en el monasterio benedictino de "Santa Maria Vecchia fuori porta", y allí murió en la noche entre el 22 y el 23 de febrero de 1072.

Queridos hermanos y hermanas, es una gracia grande que en la vida de la Iglesia el Señor haya suscitado una personalidad tan exuberante, rica y compleja, como la de san Pedro Damián y no es habitual encontrar obras de teología tan agudas y vivas como las del ermitaño de Fuente Avellana. Fue monje hasta el final, con formas de austeridad que hoy podrían parecernos incluso excesivas. De esta forma, sin embargo, hizo de la vida monástica un testimonio elocuente de la primacía de Dios y una llamada para todos a caminar hacia la santidad, libres de todo compromiso con el mal. Él se consumió, con lúcida coherencia y gran severidad, por la reforma de la Iglesia de su tiempo. Entregó todas sus energías espirituales y físicas a Cristo y a la Iglesia, permaneciendo siempre, como le gustaba llamarse, Petrus ultimus monachorum servus, Pedro, último siervo de los monjes.


CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 9 de septiembre de 2009, catequesis de Benedicto XVI durante la audiencia general de este miércoles, celebrada en el Aula Pablo VI, con peregrinos procedentes de todo el mundo.

La mejor penitencia - San Pedro Damián


"La mejor penitencia es tener paciencia con las penas que Dios permite que nos lleguen. Una muy buena penitencia es dedicarse a cumplir exactamente los deberes de cada día y a estudiar y trabajar con todo empeño".


San Pedro Damián

Evangelio del día 21 de febrero de 2012


Evangelio según San Marcos 9,30-37. Martes de la séptima semana del tiempo ordinario


Al salir de allí atravesaron la Galilea; Jesús no quería que nadie lo supiera, porque enseñaba y les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; lo matarán y tres días después de su muerte, resucitará". Pero los discípulos no comprendían esto y temían hacerle preguntas.
Llegaron a Cafarnaún y, una vez que estuvieron en la casa, les preguntó: "¿De qué hablaban en el camino?". Ellos callaban, porque habían estado discutiendo sobre quién era el más grande.
Entonces, sentándose, llamó a los Doce y les dijo: "El que quiere ser el primero, debe hacerse el último de todos y el servidor de todos". Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo: "El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí, y el que me recibe, no es a mí al que recibe, sino a aquel que me ha enviado".



Comentario:


"El que acoge en mi nombre a un niño como éste, es a mí a quien acoge" - Cardenal Joseph Ratzinger (SS Benedicto XVI)



Hemos de recordar que el título de nobleza teológica central de Jesús es "el Hijo". ¿En qué medida esta designación fue prefigurada ya lingüísticamente, en la manera en la que Jesús mismo se presentó?... Sin duda intentó resumir en una palabra la impresión general que daba su vida; la orientación de su vida, su raíz y su punto de origen tenía como nombre " Abba " - papá. Sabía que nunca estaba solo; hasta en su último grito en la cruz se dirige por entero al Otro, al que llama Padre. Esto es lo que hizo posible que su verdadero título de nobleza no sea finalmente "Rey" ni "Señor" ni otros atributos de poder, sino una palabra que también podríamos traducir por "niño".
Entonces, podemos decir que si el niño ocupa un lugar eminente en la predicación de Jesús, es porque está en consonancia con su misterio más personal, su filiación. Su mayor dignidad que le lleva a su divinidad, no es, al final, un poder que posee por si mismo; sino que consiste en el hecho de volver al Otro—a Dios Padre...
El hombre quiere hacerse Dios (Gn 3,5) y debe llegar a él. Pero cada vez que, como en el eterno dialogo con la serpiente del Paraíso, él trata de alcanzarlo, librándose allí de la tutela de Dios y de su creación para no apoyarse más que en sí mismo e instalarse en sí mismo; cada vez que, en una palabra, se vuelve completamente adulto, completamente emancipado, y cada vez que rechaza la infancia como estado de vida, desemboca en la nada, porque se opone a su propia verdad que es dependencia. Solamente ha de conservar lo más esencial de la infancia y la existencia de hijo, vivida primero por Jesús, para entrar con el Hijo en la divinidad.


Cardenal Joseph Ratzinger [Papa Benedicto XVI]- El Dios de Jesucristo

San Pedro Damián - 21 de Febrero


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lunes, 20 de febrero de 2012

Vamos a ellos en la caridad de Cristo, - Santa Francisca Javier Cabrini


"En las montañas, cientos de trabajadores se encuentran oprimidos por el trabajo, a vivir lejos de la iglesia, donde la misa se celebró pocas veces, que no se han acercado a la sacramentos durante muchos años, pero que se encuentran en tales buenas disposiciones que sólo necesitan un estímulo, y si vamos a ellos en la caridad de Cristo, que es de todos con todos, ellos, como buenas ovejas, volveran a Dios y a escuchar con docilidad a la voz que llama. "


Santa Francisca Javier Cabrini

Evangelio del día 20 de febrero de 2012


Evangelio según San Marcos 9,14-29. Lunes de la séptima semana del tiempo ordinario


Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, los encontraron en medio de una gran multitud, discutiendo con algunos escribas. En cuanto la multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo. El les preguntó: "¿Sobre qué estaban discutiendo?". Uno de ellos le dijo: "Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído de un espíritu mudo. Cuando se apodera de él, lo tira al suelo y le hace echar espuma por la boca; entonces le crujen sus dientes y se queda rígido. Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron".
"Generación incrédula, respondió Jesús, ¿hasta cuando estaré con ustedes? ¿Hasta cuando tendré que soportarlos? Tráiganmelo". Y ellos se lo trajeron. En cuanto vio a Jesús, el espíritu sacudió violentamente al niño, que cayó al suelo y se revolcaba, echando espuma por la boca.
Jesús le preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que está así?". "Desde la infancia, le respondió,
y a menudo lo hace caer en el fuego o en el agua para matarlo. Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos". "¡Si puedes...!", respondió Jesús. "Todo es posible para el que cree". Inmediatamente el padre del niño exclamó: "Creo, ayúdame porque tengo poca fe".
Al ver que llegaba más gente, Jesús increpó al espíritu impuro, diciéndole: "Espíritu mudo y sordo, yo te lo ordeno, sal de él y no vuelvas más". El demonio gritó, sacudió violentamente al niño y salió de él, dejándolo como muerto, tanto que muchos decían: "Está muerto". Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y el niño se puso de pie. Cuando entró en la casa y quedaron solos, los discípulos le preguntaron: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?". El les respondió: "Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración".


Comentario:


«Creo, pero aumenta mi fe» - Catecismo de la Iglesia Católica


Características de la fe. En efecto, el acto de fe es voluntario por su propia naturaleza. «Ciertamente, Dios llama a los hombres a servirle en espíritu y en verdad. Por ello, quedan vinculados en conciencia, pero no coaccionados [...] Esto se hizo patente, sobre todo, en Cristo Jesús» (Concilio Vaticano II, 11). En efecto, Cristo invitó a la fe y a la conversión, Él no forzó jamás a nadie...
La necesidad de la fe. Creer en Cristo Jesús y en Aquel que lo envió para salvarnos es necesario para obtener esa salvación (cf. Mc 16,16; Jn 3,36; 6,40 e.a.)...
La perseverancia en la fe. La fe es un don gratuito que Dios hace al hombre. Este don inestimable podemos perderlo; san Pablo advierte de ello a Timoteo: «Combate el buen combate, conservando la fe y la conciencia recta; algunos, por haberla rechazado, naufragaron en la fe» (1 Tm 1,18-19). Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe debemos alimentarla con la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que nos la aumente (cf. Mc 9,24; Lc 17,5; 22,32); debe «actuar por la caridad» (Ga 5,6; cf. St 2,14-26), ser sostenida por la esperanza (cf. Rm 15,13) y estar enraizada en la fe de la Iglesia.


Catecismo de la Iglesia Católica. § 160-163

Santa Francisca Javier Cabrini - 20 de Febrero


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Beata Jacinta Marto - 20 de febrero


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San Eleuterio de Tournai - 20 de febrero


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